Azorín en su obra Las Nubes, nos recrea un final
alternativo de la tragicomedia de Calisto y Melibea, conocida por todos como La
Celestina.
Azorín pretende eliminar la particular tragicomedia
creada por Fernando de Rojas, ofreciendo al lector un desenlace diferente al
conocido por todos. Como todos sabemos Calisto y Melibea no se casaron ni
vivieron felices como todos esperábamos en la obra de Fernando de Rojas, más
bien lo que el autor nos relata es la triste muerte de Calisto cuando cae por
unas escaleras. Una muerte fácil y muy poco heroica, en la que se mezcla la
comedia con la tragedia.
Azorín nos plantea un final diferente, en el que elimina
la tragedia y sostiene la comedia. De esta forma inicia su relato con el
casamiento de los protagonistas de la obra de Fernando de Rojas. Rememorando el
viejo romancero, Azorín procede con la recreación de ese final y nos relata el
nacimiento de la hija de Calisto y Melibea, Alisa.
Azorín utiliza figuras como los hidalgos, los jardines…figuras
cotidianas; y por otro lado, recurre a los temas sobre la reflexión del tiempo,
la fugacidad de la existencia, la melancolía del pasado y la incertidumbre del
porvenir. Su estilo se considera sencillo y preciso, mezclando un lenguaje
llano con un léxico más antiguo. Se trata de frases breves que se suceden.
Oraciones con abundantes sustantivos, adjetivos y escasez de verbos.
Con las reiteraciones y las largas descripciones pretende
conformar un ritmo rico, por encima de los aspectos lingüísticos. Este hecho se
puede apreciar en la narración, con el uso de expresiones u oraciones como “La casa es ancha y rica; labrada escalera de piedra arranca
de la honda del zaguán […]hay salones vastos, apartadas y silenciosas
camarillas, corredores penumbrosos con una puertecilla de cuarterones en el
fondo, que, como en Las Meninas de
Velázquez, deja ver un pedazo de luminoso patio”
“Con el ver
pasar y ver volver”, Azorín pretende marcar el ritmo a la historia, resaltando la nostalgia,
la melancolía y resignación frente a la fugacidad del tiempo.
Respecto a la figura de “Las nubes”, el autor las utiliza
como símbolo de su relato. Con las nubes inicia su relato, y también lo
finaliza. En el cuerpo de la obra se desarrollan dos historias de amor
distintas, La de Calisto y Melibea (al principio) y la de Alisa y el Mancebo
(al final); como las nubes siempre las mismas y siempre distintas. Con la
historia de amor de Alisa, Azorín recrea la historia de Calisto y Melibea. Con
esta técnica de repeticiones, se aprecia el símbolo del eterno retorno; el
autor va meditando sobre el tiempo y sus variaciones, las cosas se repiten pero
varían en aspectos pequeños. Las nubes son para él el reflejo del tiempo.
Se trata de una obra con una lectura densa, con mucha
riqueza lingüística en sus descripciones literarias que pueden dificultar la
comprensión del texto.