El teatro infantil y la dramatización se dejan de lado cuando se habla de
Literatura infantil. Esto se demuestra con hechos como que no abundan ni
permanecen ediciones, consiguiendo así, privar al público de éstas. Como se ve,
la falta de teatro infantil es un hecho, pero también lo es el desaire que le
hace la crítica literaria, la historia de la literatura y la industria
editorial.
Este acontecimiento es sobretodo
paradójico, ya que se conocen circunstancias que sitúan al teatro infantil en
lengua española en posición ventajosa respecto a los otros géneros. Alguna de
estas condiciones es que hay muchos escritores consagrados que escriben obras
teatrales infantiles como Benavente, Casona o Laura Olmo. Por tanto, con esto
se demuestra que el teatro no es un suceso tan insólito entre nosotros.
En cuanto a la dramatización, no es de extrañar que las nuevas
orientaciones pedagógicas reclamen su introducción en la enseñanza. No obstante,
no se debe olvidar que ésta jamás puede ser fruto de la improvisación y que
para interpretarla o enseñarla se debe tener un mínimo de conocimientos
históricos y de crítica literaria. Actualmente, hay muchos autores que luchan
por darle un papel principal al teatro y la dramatización, entre éstos, destaca
Jacinto Benavente.
Este autor defendía la necesidad de un teatro infantil para niños escrito por autores reconocidos, ya que
consideraba que los niños eran los grandes olvidados de la sociedad. Por este
motivo, él creía que era necesario un teatro sin ironías, que no fuera demasiado
inocente ni con una pretensión docente o
utilitaria. Pero sí con hechos alegres, fantasiosos, entusiastas y esperanzadores. Otro aspecto
que repudiaba era que los niños actuaran en los teatros, sí podían verlos o
representarlos con un fin lúdico, pero no como trabajo profesional.
Su proyecto fracasó por la mentalidad de los padres burgueses, pero aún
así realizó obras grandiosas como El príncipe
que todo lo aprendió en los libros, La
Cenicienta o Y va de cuento,
entre otras. No obstante, también hay que destacar la aportación que su trabajo
ha tenido al teatro infantil, ya que fue uno de los primeros en valorar a los
niños, abrió la brecha para que otros autores escribieran teatro infantil e impulsó
que se financiara o subvencionara proyectos como el de él.
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