Nosotros, los futuros docentes, a lo largo de nuestra formación hemos escuchado en múltiples ocasiones “¡Cuidado con los errores de expresión!”. Los tan perseguidos y desconocidos errores de expresión para muchos de nosotros siguen siendo para algunos de nosotros una asignatura pendiente. Si queremos buscar culpables, podríamos hacer varias acusaciones a aquellos que se supone que debían ser nuestras guías o modelos de lengua, pero de nada nos sirve a estas alturas.
¿Entonces, qué debemos hacer? Obviamente, no cometer ese mismo error y aprender de él para mejorar cada día un poco más y así saber expresarnos con el mayor rigor posible. Para muchos puede parecer un objetivo secundario, pero debemos tener en cuenta que la lengua es nuestra herramienta de trabajo independientemente de la especialidad que impartamos. Esto es, un cambio de actitud que rompa con el falso mito que escribir y hablar bien es cosa de ilustres. De hecho, todo aquello que expresamos define lo que somos.
A continuación, me gustaría compartir algunos ejemplos de errores ortográficos, morfosintácticos y semánticos más frecuentes a través del siguiente documento, publicado por el profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Misteri d’Elx, Julián Montesinos Ruiz. Además, podéis animaros a practicar con algunos ejercicios.
Materiales didácticos para el uso correcto de la lengua oral y escrita en el ámbito educativo.
Con todo esto y haciendo alusión al título de este blog, la lengua es una herramienta que debemos usar para que ésta no se oxide y cada vez conseguir una pieza con un mejor acabado. Por último, he escogido un fragmento en la línea de todo lo anterior y que me ha parecido interesante para reflexionar:
No se trata aquí de vapulear a nadie, porque todos cometemos errores, incluso cuando tenemos la responsabilidad de educar, pero sí de que todos tomemos conciencia del grave problema de deterioro de nuestra lengua, y de la obligación del Estado, de la Sociedad, de las Academias, del Ministerio de Educación y Cultura, de las instituciones responsables, de los profesionales que usamos diariamente la lengua en las aulas, en los foros públicos o periodísticos, de preservar este inapreciable bien, clave e instrumento de nuestra identidad como pueblo.
“¡A golpes con la lengua!”, José Luis Rozalén-Agustín Calvo
Publicado por María Teresa Urbán Quiles
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