Azorín se atreve a reinterpretar la historia de
Calisto y Melibea, le da una vuelta de tuerca a la trama que inventó Fernando
Rojas con la intención de hacernos leer de nuevo una historia.
Algunos lo
han llamado iluso por ver indicios donde según ellos no había. ¿Pero acaso no tenía derecho a hacer su
reinterpretación de la obra? Azorín no es más que otro romántico que piensa que
el amor puede triunfar, que le quiere contar a la sociedad cómo esta historia
de amor es como todas las demás, ya que para él todo tiene un orden y nada
tiene un principio y un final, sino que todo es un eterno retorno.
Así como, no podría haber reescrito la historia sin
pensar en el saber del lector. Sin estar seguro que éste ya conocía la
historia, que su intertexto lector recordaría esta trágica historia de amor
entre Calisto y Melibea. Porque sólo entonces podría contarle su versión de los
hechos y hacerle creer que en La Celestina, otro final también es posible.
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